En su primera edición la propuesta incluyó a 1.000 jóvenes con ciclo básico en 11 departamentos. Los resultados fueron alentadores: 700 de ellos culminaron el primer módulo. Durante este año, esa generación de alumnos será capacitada en habilidades necesarias para insertarse y permanecer activos en el mercado de trabajo. “Dos de los objetivos de este programa son la inserción laboral y la reinserción de los jóvenes en el sistema educativo formal”, resaltó la ingeniera Carinna Bálsamo, directora de este programa, quien anunció que ya están abiertas las inscripciones para la generación 2018.
Carinna Bálsamo, directora de Jóvenes a Programar, Plan Ceibal
“Jóvenes a Programar es una muestra de las cosas buenas que puede hacer el país. Es un logro muy importante, por la forma en que pueden trabajar públicos y privados, y posiciona a Uruguay como un país innovador y de avanzada. Es una muestra de que se puede hacer en muchos sectores. Se necesita la voluntad y las ganas de trabajar en equipos multidisciplinarios, en la diversidad, en amoldarse a trabajar en conjunto”. “Los jóvenes generalmente piensan que hay que ser ingeniero o un analista para programar, y no es así, tal como pretendimos demostrarlo con este proyecto. Alcanza con tener ciertos conocimientos generales para programar de forma básica. Nosotros tratamos de contar que la programación es accesible, y que, después, a donde se quiera llegar, depende de los alumnos”.
A la hora de analizar los resultados logrados hasta el momento, Bálsamo está “muy contenta, porque mostramos que se puede capacitar a los jóvenes que han cursado tercero de liceo o UTU en materias de programación”. “Se trata de capacitación en un oficio, que es una entrada al sector de las tecnologías, que abre puertas a personas que si no hubiera sido por este programa no habrían contado con la posibilidad de ingresar”.
Para Bálsamo, la capacitación en ese nivel “es importante, porque esta industria tiene desempleo cero. Hoy las empresas dicen que no al desarrollo de otros proyectos porque no cuentan con el personal suficiente”. “El sector de tecnología, una vez que una persona llega, invierte en la formación”, resaltó.
Jóvenes a Programar prioriza la capacitación en “tester básicos” de software y “en competencias transversales que les servirán a los jóvenes a lo largo de sus vidas”, “como trabajar en equipo, la resolución de conflictos, el autoconocimiento, la preparación de una entrevista laboral”. Además, los muchachos reciben formación básica en inglés “para que logren responder correos electrónicos, aunque tengan errores gramaticales”.
Uno de los motivos que impulsó el desarrollo de este programa fue “desmitificar lo que es el sector”. “Los jóvenes generalmente piensan que hay que ser ingeniero o un analista para programar de forma básica, y no es así, tal como pretendimos demostrar con este proyecto. Hay lugares para todos”, destacó.
Fabiana Hernández, ejecutiva de Capital Humano de la CUTI
“Debemos trabajar para que las mujeres elijan este sector, porque la industria necesita miradas diferentes para mejorar la vida de las personas. Actualmente, 67% de los empleados del sector son varones y 33% mujeres”. “En esta industria no existe la lógica de la competencia que existe en otros sectores, sino que las nuevas empresas se suman al ecosistema, porque los clientes son infinitos dentro y fuera del país. Aquí no se piensa en objetos tangibles, sino en servicios y en softwares que cambian la vida de las personas y de las empresas, lo que implica otras formas de relación entre ellas”. “Hay mucha iniciativa para incluir y expandir el ecosistema tecnológico hacia el interior del país, porque muchos empresarios son del interior y quieren volver a vivir en sus lugares natales o buscan impulsar el desarrollo en esos lugares. Entonces la CUTI promueve todo tipo de alianzas que apunten al desarrollo”.
A la hora de pasar raya, la directora de Jóvenes a Programar resaltó que “este proyecto es una muestra de las cosas buenas que puede hacer el país. Es un logro muy importante, por la forma en que pueden trabajar públicos y privados, y posiciona a Uruguay como un país innovador y de avanzada. Es una muestra de que se pueden hacer cosas. Se necesita voluntad y ganas de trabajar en equipos multidisciplinarios, en la diversidad, y amoldarse a trabajar en conjunto”.
Fuente: La Diaria
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