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De «criadero de teros» a polo emprendedor y tecnológico

10/08/16

El Parque Tecnológico del LATU cuenta con más de 30 empresas y algunas de las principales organizaciones de apoyo a emprendimientos
Tiempo de lectura: 5 minutos

Un día de 2005, el actual presidente de la Agencia de Investigación e Innovación (ANII), Fernando Brum, y el por aquel entonces titular del LATU (2005-2010) y hoy responsable del Plan Ceibal, Miguel Brechner, charlaban mientras miraban el predio delimitado por la calle Bolonia y María Luisa Saldún, lindero al Portones Shopping. Allí, los tres edificios de paredes metálicas que desde 1994 habían servido de lugar de encuentro para eventos empresariales estaban vacíos. «Hay que hacer algo con este predio que es un criadero de teros», comentó uno de los dos. Con cada vez menos eventos, el lugar no tenía actividad la mayor parte del año.

 

Hoy, poco más de diez años después, allí hay más de 30 empresas de software y biotecnología, organizaciones de apoyo al emprendedurismo como la incubadora de empresas Ingenio (presente desde 2001), y las que se sumaron el año pasado como la ANII, Endeavor y el organismo de promoción de negocios Empretec.

 

A esto se suma la Cámara de Tecnologías de la Información (CUTI), la Cámara de la Economía Digital (CEDU) la Universidad Tecnológica (UTEC) y el Plan Ceibal.

 

Era un campo de teros; ahora es un polo de emprendedurismo y tecnología, dijo el presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, a Café & Negocios.

 

El ancla del parque

 

Es casi la hora 14 y el CEO de Genexus, Nicolás Jodal, camina con prisa. A su paso, saluda al director de la empresa de software Simplifica, Armando Cardozo, cuya oficina se encuentra en el mismo edificio, a escasos metros, separados apenas por un hall. 

 

A menos de una cuadra, y cruzando una angosta calle, Jodal llega a una de las dos cafeterías del parque, toma una bandeja de plástico y se sirve el almuerzo, camina a la caja y paga el plato como si estuviera en un supermercado. Enseguida, por la puerta de vidrio entra Brechner, que también se dispone a almorzar.

 

En la cantina hay mayoría masculina. Tienen entre 20 y 30 años, y con algunos «veteranos», comparten largas mesas de color blanco. Para ellos resulta habitual cruzarse y compartir espacios de forma cotidiana con varios de los principales referentes tecnológicos locales, como es el caso de Nicolás Jodal o Miguel Brechner.

 

Genexus fue una de las primeras empresas en llegar al parque hace seis años, en búsqueda de un lugar con «áreas verdes y sin polución sonora», pero que fuera «más cercano» que Zonamerica, donde estaba alojada hasta entonces, contó uno de los directores de la compañía, Aníbal Gonda. La empresa figura entre las 30 compañías de software que facturan más de US$ 5 millones al año según datos de la CUTI, trabaja para 45 mercados y cuenta con oficinas en Brasil, México, Estados Unidos y Japón.

 

Poco después llegó Bantotal (De Larrobla & Asociados), que desarrolla software para la industria financiera y utiliza tecnología Genexus, lo que explica la necesidad de estar en el parque. Brechner explicó que tanto Genexus como Bantotal sirvieron de ancla para la llegada de otras compañías, que desarrollan parte de los productos de estas dos y que, por lo tanto, buscan estar cerca.

 

Simplifica es una de ellas. Armando Cardozo, su director, trabajaba en Genexus cuando en 2011 decidió iniciar su camino como emprendedor. La empresa que fundó se incubó en Ingenio –que está alojada en el parque– y tras dos años salió con oficinas propias, pensando en su anterior empleador y hoy vecino, como principal socio. Un círculo perfecto.

 

En tanto, Dvelop otro emprendimiento «graduado» en Ingenio, hoy desarrolla con tecnología Genexus y trabaja en un proyecto conjunto con Bantotal que, según la directora de Dvelop, Paula Galloti, se dio porque son «vecinos» en el parque.

 

El core emprendedor

 

Ingenio es la incubadora tecnológica del LATU, que desde hace 15 años ofrece asesoramiento, infraestructura y contactos a emprendimientos que son seleccionados por un comité. Unas 150 start ups pasaron por la incubadora, de las cuales 42 se graduaron y siete son hoy «inquilinos» del parque.

 

El presidente del LATU, Fernando Fontán, opinó que la suma de Ingenio, ANII, Endeavor y Empretec hizo que el parque cuente con el «core (el centro) del ecosistema emprendedor uruguayo».

 

Para el director de Ingenio, Rafael García, eso potenció a la incubadora, ya que hay cercanía con instituciones como ANII, que financia algunos de los emprendimientos incubados, o Endeavor, que puede apoyar a las start ups una vez se gradúen. Además, la cercanía con empresas tecnológicas, ayuda al relacionamiento con empresarios que son posibles mentores o inversores, y con los que losemprendedores se cruzan diariamente.

 

Tal es el caso de la desarrolladora de videojuegos Trojan Chicken, que recibió financiación de Bantotal para desarrollar un juego educativo para computadoras de Ceibal –que también es inquilino del parque–.

 

«En casi todos los casos que conozco de inversión ángel (aquella que se hace a emprendimientos en etapa temprana), hay un elemento de negociación cara a cara que el parque facilita», señaló García.

 

Conversaciones de pasillo

 

Para el presidente de ANII, Fernando Brum, estar en el LATU es estar físicamente cerca de los beneficiarios, pero también es participar de «conversaciones de pasillo, que circulan de manera informal entre las empresas y los organismos que promueven la innovación y el emprendedurismo». «Si algo tenemos en común las organizaciones que estamos en el parque es que nos gustan hacer cosas juntos. No hay demasiados límites entre quienes son empresas y quienes son instituciones. Todos trabajamos en la misma dirección», señaló Brum.

 

Para el gerente de Desarrollo e Innovación de Bantotal, Fernando Panizza, una de las razones por las que la empresa se instaló allí fue porque buscaban un lugar con «efervescencia tecnológica». «El contacto diario entre las empresas hace al cariño y las lleva a hacer cosas juntas. Podemos reunirnos y definir cosas en cinco minutos, sin tener que trasladarnos. El costo que tiene no verse es muy alto», explicó Panizza.

 

En el mismo sentido, el director de Endeavor, Joaquín Morixe, consideró que concentrarse en un cluster de innovación es un punto deseable, porque empresas e instituciones estrechan lazos más fuertes.

 

Sin embargo, para Morixe no es un polo consolidado, sino en evolución: «Apuesto más al polo futuro que al del presente. Creo que va a evolucionar por las facilidades geográficas, por los espacios verdes, porque la gente puede interactuar afuera, y porque hay una concentración en tecnología, y eso siempre agrupa más al emprendedurismo».

 

En el mismo sentido, la gerente general de Ceibal, Fiorella Haim, dijo que «se respira una cultura emprendedora», con actividades en las que se comparten experiencias y en donde «en los lugares comunes te encontrás con gente interesante, que está pensando en términos de financiar o evaluar emprendimientos».

 

El futuro

 

Después de nueve meses de obra, el Centro de Desarrollo de Empresas Tecnológicas del LATU sumó un nuevo edificio: el Cincuentenario. La estructura todavía está vacía por dentro, con paredes y techos de hormigón, a la espera de que las dos empresas que estrenen el edificio, Dvelop y Bantotal, adecuen el lugar a sus necesidades.

 

La construcción demandó US$ 2 millones y, según el presidente del LATU, surgió con el objetivo de satisfacer la demanda de estas dos empresas por oficinas más grandes.

 

Con esta obra finalizada, la ocupación del predio está casi completa, dijo Fontán. Pensando en un posible incremento de la demanda en los próximos años, el LATU adquirió un terreno de 117 mil metros cuadrados, ubicado enfrente al parque por la calle María Luisa Saldún. El objetivo, según Fontán es «mantener la lógica de ecosistema de empresas y organizaciones» por lo que es importante crecer en el mismo lugar.

 

El proyecto todavía no tiene fecha de comienzo, ya que se está a la espera que las empresas que formen parte del parque, o que deseen hacerlo, demanden más oficinas y se sumen de esa forma a un ecosistema emprendedor en franco desarrollo.

 

Fuente: El Observador

 

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