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El abc de la tecnología

8/05/17

Así es AfterSchool, el programa educativo de SinergiaTech Academy que busca sacar a los alumnos de la monotonía de las aulas y brindarles herramientas aplicables a la época en que viven.
Tiempo de lectura: 3 minutos

En un salón equipado con mesas largas y sillas de colores, unos 15 niños de entre 8 y 9 años escuchan al profesor «Tincho» explicar cómo funciona un proyector y qué se requiere para armarlo. El primer componente necesario es una caja, la cual deberán armar ellos mismos encastrando cada una de las caras. Luego, utilizando una cortadora láser, grabarán sus nombres para proyectarlos.

 

After School es la primera academia enfocada en ciencia y tecnología para niños, no solo en Uruguay, sino en toda América Latina. Se trata de un programa creado por Sinergia Tech Academy y FabLab Montevideo pensado para niños de entre 8 y 14 años que funciona en horario extracurricular a la educación formal. Las clases comenzaron el pasado 17 de abril en las instalaciones del centro tecnológico de SinergiaTech.

 

El propósito de After School

«El proyecto surge de la experiencia que tuvimos el año pasado cuando abrimos la parte educativa de SinergiaTech», dijo Juan Manuel Petrissans, director del proyecto, en entrevista con Cromo. «Decidimos ver donde radican las necesidades concretas y reales que tiene el Uruguay en materia de formación tecnológica», agregó.

 

Petrissans explicó que una vez inaugurado el espacio de SinergiaTech, comenzó a ser notorio que en Uruguay no había una comunidad formada de personas emprendedoras que tuvieran conocimiento sobre tecnología. «Con el programa Ceibal asumimos que había un montón de cosas que estaban resueltas, pero nos dimos cuenta de que no es así. Los espacios de educación muchas veces tienen infraestructura pero no tienen el contenido», expresó.

 

En la época en que vivimos, los niños son nativos digitales y utilizan la tecnología de forma cotidiana. Para el equipo de SinergiaTech Academy, After School es la oportunidad de que los usuarios más jóvenes se conviertan en protagonistas del cambio tecnológico.

 

«Hay niños que tienen distintas inquietudes como pueden ser la robótica, la informática y el diseño», comentó a Cromo Martín Leis, docente en After School. «A veces en la escuela se anula un poco la creatividad mientras que en este espacio se desarrolla», agregó.

 

Dinámica innovadora

Con sus instalaciones laberínticas y laboratorios equipados con impresoras 3D, cortadoras láser y herramientas de fabricación, After School rompe con la tradición educativa de sentar a los estudiantes en un pupitre.

 

El programa de After School fusiona tres corrientes, siendo la primera la metodología centrada en proyectos. Al llegar a clase, los niños reciben un desafío que los lleva a recorrer todo el espacio. Se trata de proyectos significativos en los que pesan sus decisiones y preferencias.

 

En segundo lugar, el curso toma elementos del movimiento educativo conocido como hackschooling. Esta dinámica de «hackear la escuela» busca convertir las tareas en actividades apasionantes que despierten el interés de los niños.

 

Por último, otro elemento que distingue a esta academia es el formato de «escuela invertida». Tradicionalmente, el aprendizaje teórico ocurre en el aula y la tarea práctica se hace en casa. Para el director del proyecto, esto no tiene sentido. «El que más te puede ayudar con la tarea es el tutor en el salón», expresó Petrissans. «Al chico, vos lo mandás a la casa a que se frustre y así va perdiendo el interés», apuntó. Es por esto que en After School, los niños investigan en sus casas y concurren a clase a poner «manos a la obra».

 

Programa inclusivo

After School es una institución privada, pero tiene un sistema de padrinos y madrinas pensado para incluir a niños de contexto crítico que de otra forma no podrían acceder al curso.

 

El programa de padrinazgo incluye actividades pensadas para que quienes colaboran con el proyecto conozcan a sus ahijados y sean testigos de sus logros. «Nosotros queremos ponerle un rostro a la oportunidad», declaró Petrissans, quien opinó que muchas veces la ayuda no se valora al estar institucionalizada. «La idea es que el día de mañana si vos participaste en After School porque alguien se la jugó por vos y tenés la posibilidad de hacer lo mismo por otro niño, hacelo», agregó.

 

Fuente: El Observador «Cromo»

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