Con el objetivo de impulsar las vocaciones tecnológicas en las niñas y jóvenes, disminuir la brecha digital de género, y motivar a las niñas para que participen en carreras tecnológicas, cada último jueves del mes de abril se celebra el Día Internacional de las Niñas en las TIC, que simboliza el esfuerzo global para empoderar y alentar a las niñas y adolescentes a que estudien carreras relacionadas a las tecnologías de la información y comunicación.
Diversos estudios y resoluciones internacionales que las Naciones Unidas han elaborado acerca de la brecha de género alertan sobre la importancia de que las niñas, y las mujeres en general, no solo sean consumidoras de tecnología sino también creadoras, superando los estereotipos de género. Según afirma UNICEF, en comparación a los varones, las niñas, adolescentes y jóvenes están en situación de desventaja en su proceso educativo porque el proceso de socialización les inculca una presunta “incapacidad” o “desinterés” para estudiar carreras relacionadas a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés).
UNICEF también afirma que sin la inclusión de las niñas, será imposible el desarrollo económico y social de una sociedad, y recuerda que garantizar el acceso igualitario a la educación y a las carreras STEM es un imperativo para los derechos humanos, las perspectivas científicas y el desarrollo.
Algunos datos globales de UNICEF indican que:
- Solo 17 mujeres ganaron el Premio Nobel de física, química o medicina desde que Marie Curie lo obtuvo en 1903, en comparación con 572 hombres.
- Hoy, solo el 28% de todos los investigadores en el mundo son mujeres. En América Latina, el porcentaje es aún menor: en Chile y Colombia la proporción de mujeres investigadoras en ingeniería y tecnología es del 21% y 19%, respectivamente.
- Las mujeres jóvenes de 15-29 años tienen 3 veces más probabilidad que los varones jóvenes de quedar fuera de la educación y del mercado laboral (ILO/UNICEF).
Con la inclusión de las tecnologías digitales en la vida cotidiana, los espacios de relacionamiento social y las formas de entretenimiento han cambiado, y en muchos casos se ha complejizado, obligando a los adultos a estar más atentos a los peligros que esto conlleva y acompañando en este proceso de desarrollo, inclusión y conocimiento a la hora de la inserción en la tecnología.
En este sentido, VU advierte sobre los peligros más frecuentes para estar atentos y poder acompañarlos con paso firme:
Grooming. Se define así a una serie de conductas y acciones deliberadamente emprendidas por un adulto que usa redes sociales como WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter y Snapchat, entre otros, con la intención de establecer una relación con un niño o niña para con fines sexuales online–offline.
Sexting. Se define así a la acción de enviar fotografías, audios o videos de carácter sexual, generalmente a través del teléfono móvil. Detrás del sexting se encuentran casos de venganza, abuso y chantaje económico, emocional o sexual. Esta modalidad puede originar un daño emocional ya que podría deteriorar la reputación de la persona que envía el material de índole sexual.
El acoso escolar, o bullying, se ha extendido del centro escolar al mundo virtual. El acceso de los niños y adolescentes a ordenadores, móviles y tabletas con conexión a Internet facilita las agresiones en cualquier momento y lugar y, además, con mayor posibilidad de anonimato. Este tipo de acoso se realiza a través de mensajes de texto o correos electrónicos, imágenes, videos y otras publicaciones ofensivas en redes sociales.
Contenido inapropiado. Seguramente sea uno de los peligros más comunes para un menor que navega por Internet. La posibilidad de acceder a material no autorizado para su edad siempre está latente, ya sea de carácter sexual, violento o relacionado con temas como las drogas, las armas y los juegos de azar entre otros. Los niños pueden toparse con este tipo de contenidos mientras buscan información, juegan o ven un video, al aparecer en muchas ocasiones en forma de banners, pop-ups o enlaces publicitarios que los derivan hacia otras páginas web.
Revelación de información. Ya sea de forma consciente en una conversación de chat o en una red social, o inconsciente a través de engaños (estafas, falsas ofertas, sorteos o regalos), un niño o adolescente puede revelar sus datos personales online sin darse cuenta del peligro que esto supone.
Consejos para que las niñas y niños naveguen más seguros por Internet
Es un derecho del niño y la niña contar con un entorno seguro de navegación: esto incluye que cuente con sus navegadores y aplicaciones seguras. El uso de dispositivos conectados a Internet debe ser en entornos comunes del hogar y nunca en espacios no accesibles por un adulto.
A medida que el menor crece y entra a la adolescencia, la barrera de aislamiento de contenidos no aptos para menores va bajando y el cuidado va a depender de la calidad de la comunicación del adulto con el joven, así como de desarrollar junto a él el criterio de elección adecuado para mantenerse a salvo.
No es adecuado que los niños cuenten con redes sociales antes de los 14 años. Hacer trampa y “abrir un perfil porque todos los amigos tienen el suyo” no es un buen comienzo. Por otro lado, debe quedar muy en claro que bajo ningún concepto deben hablar o chatear con un desconocido. Una buena práctica puede ser abrir una cuenta conjunta para acompañar al menor en sus primeros pasos en la web.
“Los adultos deben tomar conciencia de estos peligros y dejar a un lado la creencia: “a mi hijo nunca le va a pasar”. En este contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio a raíz de la pandemia global, el uso de las herramientas tecnológicas y las horas de navegación de los más chicos se multiplicó, lo que requiere mayor atención y control por parte de los mayores. El “no hablar con extraños” debe ponerse en práctica también en Internet,” asegura Sebastián Stranieri, CEO de VU.
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