Perú aparece en el lugar 16 del ranking de exportaciones según datos de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti), pero se ha convertido en el segundo destino de ventas al exterior de Pyxis, con su línea de soluciones de e-commerce para grandes corporaciones. En Pyxis están convencidos que se trata de un mercado con gran potencial para la industria, con todas las características para volverse un socio de negocios destacado.
La empresa uruguaya decidió abrir una nueva sede en Lima, que se suma a sus oficinas en Montevideo, Santiago de Chile, Medellin y Nueva York (que inauguró hace un año).
En sus cinco sedes, la firma fundada en 2009, se desempeñan sus 300 empleados a través de 10 unidades de negocio. Trabaja para 80 empresas y organizaciones en Estados Unidos, América Latina y Europa. Su director, Diego Sastre, conversó con Café y Negocios sobre este nuevo paso y su visión del sector tecnológico uruguayo.
¿Cómo se ha ido dando la internacionalización de Pyxis?
Fue por distintas motivaciones. Necesitábamos más masa crítica de trabajo y la fuimos a buscar a otros países. Eso nos llevó a Colombia, que se transformó en una sede complementaria para armar equipos. Otra forma es lo que ha pasado tanto en Nueva York, EEUU, como Santiago, Chile. Empezamos a trabajar con clientes allí, y nos demandaron presencia local. Nos instalamos para atenderlos mejor, para estar más cerca, e ir a buscar otros nichos. En EEUU hace años que trabajamos con un nicho, que son integradores de sistemas que nos subcontratan. Ahora estamos buscando ir directo al cliente final corporativo. Perú fue un poco distinto. Nuestra experiencia en distintos negocios en EEUU, hizo que nos conocieran y algunas corporaciones grandes buscando proveedores de calidad en comercio electrónico, se encontraron con nuestra referencia. El mercado peruano nos descubrió a nosotros. Nos sorprendió: tiene una economía interesantísima.
¿Ve necesario que en las sedes en el exterior haya uruguayos a cargo o trabajando?
En cada lugar hay una realidad diferente. Por ejemplo, por la oficina de Medellín, se fue a vivir uno de los socios fundadores con su familia a Colombia.Y luego se fueron otros uruguayos, porque hay muchachos que quieren hacer experiencia fuera del país. En Chile, abrimos con un uruguayo que está viviendo en allí hace muchos años. En Nueva York integramos al equipo otro uruguayo que estaba viviendo allí desde la década de los 90. Precisás un mix con gente local. A Perú fue gente de aquí pero también hay peruanos. En México no hay oficina pero hay negocio, y se movió gente desde acá. En cada lugar la coyuntura ha generado distintas estrategias. No hay una sola forma de hacer las cosas. Nos ha costado aprenderlo, porque uno quiere replicar. Tenés que irte dando cuenta cuál es la fórmula para cada situación.
¿Cómo ve a la industria tecnológica uruguaya?
Es muy activa y está muy unida. En el exterior hacemos alianzas. Uno no encara solo un negocio afuera, sino con colegas. Se dan cosas muy interesantes en el software que por ahí otras industrias no están acostumbradas. Capaz que hace diez años no se veía tanto, pero ahora las alianzas, los consorcios, las sinergias son permanentes. Afuera no somos competidores, somos colaboradores, porque la demanda es tan grande que hay espacio para todos. Cuanto más nos especializamos y más crecemos en conocimiento, accedemos a mejores cosas en el exterior, y más gente se contagia. No solo hay colaboración, sino contagio.
¿Hay que tener la cabeza muy abierta para trabajar así?
Es un perfil diferente. No es que seamos mejores sino que la realidad nos lleva hacia eso. Aprendes que ese es el camino, que si te cortás solo no llegás, quedás con poco músculo, o no tenes la experiencia. Entonces cuando nos unimos vamos mucho mejor.
¿Cuál es el mayor desafío de la industria?
El desarrollo de capacidades, incorporar más gente a trabajar, formar más. En la Cuti se trabaja mucho en esto. Se colabora con todas las universidades.
¿Considera necesario que desde el Estado se tome con más fuerza esta bandera?
Creo que se ha trabajado bien con agencias como Uruguay XXI, o la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y la Cuti. Se viene trabajando. Obvio que siempre se puede hacer más. Pero también el sector tiene esa impronta de que no espera a que otros lo hagan. Salimos y lo hacemos nosotros.
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