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Innovación: «tango» y «guiso» que muestran poca inversión

29/11/18

Expertos debaten sobre un debe de Uruguay para la 4ª revolución industrial.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Ser resiliente frente a shocks externos, ser ágil en aceptar los cambios, construir un ecosistema de innovación y poner énfasis en el capital humano, son las cuatro condiciones necesarias —según el Foro Económico Mundial— para que una economía sea próspera en la denominada «cuarta revolución industrial».

 

Sobre el tercer punto se centró el evento «Innovación y competitividad en Uruguay», organizado ayer por CPA Ferrere junto a la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti), la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 

¿Cuál es el rol de la innovación en el panorama económico actual? Según el socio de CPA Ferrere, Bruno Gili, en base al Foro, la innovación es «especialmente relevante» como motor del crecimiento, la productividad y la creación de valor. De acuerdo con el último Reporte de Competitividad del WEF, —que evalúa 12 pilares diferentes del clima de negocios— Uruguay se ubicó en el puesto 53 entre 140 países y fue el tercero en América Latina. Sin embargo, en materia de innovación, el país tiene un desafío pendiente.

 

En relación a ello, el representante del BID en Uruguay, Morgan Doyle, manifestó que el país invierte «muy poco» en innovación, en particular en Investigación y Desarrollo (I+D), área impulsada mayoritariamente por el sector público.

 

Además, explicó que quienes invierten en innovación registran crecimiento de la productividad, exportaciones, ventas y empleo pero que en las empresas uruguayas hay un «círculo virtuoso» entre innovación, productividad y competitividad.

 

En concreto, según datos del BID, en Uruguay la inversión en I+D ha crecido de 0,24% del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2000 a 0,36% en 2005, y si se compara el nivel de inversión del país frente a sus pares por PIB, como Nueva Zelanda, Estonia y Noruega, la inversión en I+D es entre cuatro y cinco veces menor.

 

«La empresa típica uruguaya invierte en innovación menos de la mitad que las de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)», señaló Doyle y agregó que tres cuartos de la inversión que hace Uruguay es en equipamiento, mientras que un cuarto es en intangibles. «Uruguay debería crecer más en intangibles», aseguró.

 

El representante del BID señaló que el país «está bien preparado para aprovechar las tecnologías digitales» y que lidera la región en el uso Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), aunque advirtió que el país está «muy rezagado» en lo que refiere a la adopción de tecnologías por parte de las empresas.

 

«Ha habido un esfuerzo muy grande, aún quedan retos y se podría avanzar mucho más», concluyó.

 

Para el presidente de la ANII, Fernando Brum, falta demanda de instrumentos de innovación por parte de las empresas, «tenemos los instrumentos pero las empresas no vienen, hay una distancia muy grande con el mundo empresarial», señaló.

 

Brum comentó que desde la agencia se trabaja actualmente en la creación de nuevos instrumentos que impulsen la innovación, no obstante, señaló que aún no logran «mover la aguja» al asesorar a la comunidad empresarial puesto que «hay un problema cultural» y de «mala comunicación» de la ANII.

 

«Se necesitan dos personas para bailar tango y lo que hace la agencia es poner la música» y agregó que los instrumentos de innovación no son útiles si no hay quien los utilice. Para revertir esto, Brum explicó que desde ANII entrenan a su equipo como si fueran vendedores para que puedan «salir a la cancha» a ayudar a las empresas.

 

«Nos estamos cocinando en nuestra propia salsa, está muy bueno el guiso pero si nadie lo come hay que salir con el guiso para afuera», comentó

 

El evento culminó con un debate —moderado por el presidente de Cuti, Leonardo Loureiro— entre el presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales, Gerardo García Pintos; Sergio Birembaume, empresario biotecnológico; Christian Daude, director de Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y Finanzas y la fundadora de GenLives, Lucía Spangenberg.

 

Sobre los desafíos que tiene Uruguay en materia de inversión, competitividad e innovación, Daude manifestó que se ha avanzado en el último tiempo aunque reconoció que «faltan mejores incentivos tributarios». Mencionó las medidas en las que el gobierno trabaja actualmente para mejorar la situación, tales como la ley de Emprendimientos y el crédito fiscal del 35% para las empresas que inviertan en I+D.

 

Desde el lado empresarial tanto García Pintos, Birembaume y Spangenberg coincidieron en la necesidad de apostar por la innovación y fueron críticos con «la cultura conservadora» de los empresarios uruguayos.

 

«La mentalidad que tenemos es lo primero que nos frena para innovar y también, la aversión al riesgo», criticó Spangenberg. Según García Pintos, las empresas uruguayas deberían apostar por la calidad y aspirar a ser «un país etiqueta negra».

 

 

 

 

Fuente: El País

 

 

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