Cada vez se escucha con más frecuencia el término internet de las cosas o IoT. Esto es debido a que se trata de una tecnología en rápido crecimiento. De hecho, se estima que ya hay más de 12 mil millones de dispositivos IoT activos en el mundo y se espera un crecimiento del 22% anual, lo que duplicará la cantidad total de dispositivos IoT dentro de los próximos cuatro años.
¿A qué se refiere el término? ¿En qué ámbitos se aplica y cómo modifica nuestra vida?
¿Qué es el internet de las cosas?
Según la consultora Gartner, internet de las cosas o IoT (por su sigla en inglés) se define como: “La red de objetos físicos que contienen tecnología integrada para comunicarse y detectar o interactuar con sus estados internos o el entorno externo”. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) ofrece una definición más formal: la IoT es una “infraestructura para la sociedad de la información que propicia la prestación de servicios avanzados mediante la interconexión de objetos (físicos y virtuales) gracias a la interoperatividad de tecnologías de la información y la comunicación presentes y futuras”.
En otras palabras, se trata de una tecnología en pleno desarrollo, cuyo paradigma es conectar objetos físicos a plataformas de internet, para controlar, medir, gestionar y actuar en forma remota y automática sobre cualquier elemento. Aún más, permite que las acciones y decisiones sobre elementos individuales se tomen considerando el estado actual y real del entorno, obtenido por la información que aportan los dispositivos conectados a la red.
¿Cuál es la situación del internet de las cosas en Uruguay?
Si bien no existen cifras oficiales sobre el uso de internet de las cosas en Uruguay, un primer acercamiento al tema se puede obtener en el informe del mercado de las telecomunicaciones de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec). El documento recoge el crecimiento de los servicios machine-to-machine (M2M), correspondiente a servicios que permiten la conectividad de máquinas (autos, contadores inteligentes, medidores electrónicos, sistemas de alarmas, entre otros) que se conectan a través de la red celular.
Según el informe de Ursec, el crecimiento en los últimos años es notorio. En solo un semestre, los servicios M2M aumentaron un 42% (diciembre 2020 vs. junio 2021). En tres años (junio 2018 a junio 2021), la cantidad de servicios se multiplicó por siete, y llegó a un total de más de 750.000 servicios a mitad del año pasado.
¿En qué ámbitos funcionan las tecnologías IoT?
Las tecnologías de IoT se están aplicando en las ciudades (smart cities), las empresas (smart enterprises), el campo (smart farms), las industrias (industry 4.0), los hogares (smart homes), las personas (smart citizens) y hasta las mascotas. En cualquiera de estos ámbitos se destacan cuatro tipos de aplicaciones: asociadas a la sustentabilidad, al seguimiento, a la seguridad y al monitoreo y control.
Sustentabilidad
Mediante tecnologías de IoT podemos controlar aforos, medir la calidad del aire, gestionar luminarias y otras actividades relacionadas con la sustentabilidad de las ciudades, empresas, edificios y hogares.
Seguimiento
Son comunes desde hace un tiempo las soluciones de este tipo para el seguimiento de flotas de vehículos. Sin embargo, el concepto de seguimiento también se puede aplicar a animales (muy útil para el sector agropecuario, para hacer seguimiento del ganado, por ejemplo), a pacientes en hospitales o a equipos portables en empresas, hoteles u hospitales.
Seguridad
Si pensamos en aplicaciones de IoT en el ámbito de la seguridad, encontramos la videovigilancia, con detección y alerta automática de situaciones de riesgo, el control de acceso automatizado a lugares restringidos (por ejemplo, a zonas vip dentro de hoteles o a sitios restringidos dentro de empresas u hospitales), entre otros.
Monitoreo y control remoto
Finalmente, la posibilidad de monitorear y controlar máquinas y dispositivos en forma remota y automatizada tiene innumerables usos. Desde dispositivos médicos personales, asociados a servicios de telemedicina, hasta el control automático de riego de cultivos en función de variables ambientales y del estado del suelo, pasando por soluciones de control industrial, medición remota de consumo (de electricidad o agua, por ejemplo) y automatización hogareña (como iluminación inteligente, control de temperatura o atender de forma remota desde el celular cuando suena el timbre, entre otras muchas posibilidades).
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